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  • Foto del escritorNicolas D. No Futuro

Mi relación y experiencia personal con el diálogo epistolar, las epístolas y las cartas

Con el nacimiento de las civilizaciones, llega la necesidad de comunicarse. Con el crecimiento de las comunidades y de la población mundial, llega la necesidad de cubrir un alto alcance en la comunicación. Y, es por esto que, el ser humano día a día explora más y más formas de que lo que quiere decir le llegue a más personas y de que su mensaje llegue de forma más pura y menos distorsionada.


Hay muchísimas formas de comunicación prehistóricas, como lo son las pinturas rupestres y demás. Pero, las cartas terminan siendo un punto de partida para los nuevos medios de comunicación, por su lenguaje, por su distribución, por su evolución, y por su posible coexistencia entre los canales que surgieron a posteriori.


Desde que tengo memoria, no recuerdo haber escrito, sellado y enviado una carta a algún conocido, cercano o familiar. Las cartas que he escrito durante mis casi diecinueve años de vida, terminan siendo una forma de desahogarme en esos momentos en los que mi cabeza es un revoltijo de emociones, pasiones y frustraciones (con énfasis en frustraciones), pero quizás por falta de entusiasmo, de coraje, de tiempo, o lo que sea, terminan, o en la papelera de Windows, o echas bolita en la caneca del reciclaje.

Escribir relaja, calma, vacía... y las cartas terminan siendo el formato idóneo para hacerlo. Pero de ahí a enviar lo que escribo, jamás.


Mientras estoy redactando esta entrada, me doy cuenta de que una vez, si presioné el botón de enviar, y fue en la plataforma Gmail. Fue a mi padre. Durante el mes en el que decidió no hacer parte de mi vida, hace cuatro, casi cinco años. En esa carta digital escrita con rabia y rencor, expresaba como me hacía sentir la situación en la que me vi impuesto y que afectó mi crecimiento personal aunque intentara disimularlo.

Y bueno, con las tecnologías contemporáneas, son varias las 'cartas' que he enviado desde que cuento con un teléfono inteligente.

Alguna vez leí que plataformas como Whatsapp, Messenger y Twitter, son peligrosísimas, porque te permiten escribir 'en caliente', sin tomarte la molestia de pensar dos veces en lo que estás escribiendo, y estoy totalmente de acuerdo con esto. Son varias las cosas que me arrepiento haber dicho mediante estas plataformas.

Pero cartas que haya escrito en Word, impreso/a mano con esfero y papel y entregado/enviado, no. No las hay.


Bueno, hasta más o menos mis ocho años de vida, mis padres me inculcaron la cultura de escribirle en navidad a la figura de 'Divino Niño' o 'Niño Dios', pidiéndole lo que deseaba recibir en la festividad, y esas si que las enviaba. Mis hermanas y yo teníamos cada uno, un pequeño buzón bordado colgado en el árbol de navidad, en el que podíamos depositar nuestras peticiones y como por arte de magia, desaparecían. Supongo que eso cuenta como un diálogo epistolar. Con una figura imaginaria que mis padres usaban para crear ilusión en mí para mi regalo de nochebuena, pero diálogo epistolar al fin y al cabo.


Mis padres, sí que tienen experiencias epistolares (suena bastante pornográfico eso) interesantes, con las que he crecido y cuyas epístolas aún se conservan a día de hoy.

Durante el tiempo de servicio militar de mi padre, en la Guaira como dragoneante del glorioso Ejército de Colombia (sarcásticamente hablando, por supuesto. Soy fiel partidario del A.C.A.B. y eso incluye a los militares, obviamente), se comunicaban mediante cartas, que más que ser un simple medio que expresara que tal estaban ambos desde la distancia, terminó siendo un medio para expresar el amor y la devoción que sentían el uno por el otro en la época (que, apenas obvio, a día de hoy son totalmente nulos). Desde antes de esta clase, me parece fascinante el poderío de este medio y lo hermoso que puede llegar a ser. O tal vez es algo hipócrita. O tal vez ambos. En todo caso, creo que eso es todo lo que tengo que contar sobre los diálogos epistolares, por lo menos por ahora.


Uso este gif de Mary and Max para acabar porque durante la realización de la entrada, me acordé de la película y de esa escena, por más que no sea de mis películas favoritas.


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